La historia consagró a heroicos hombres, pero apagó a valientes mujeres.
La madrugada del 16 de septiembre de 1810, en el pueblo de Dolores Hidalgo, Guanajuato, el cura Miguel Hidalgo y Costilla proclamó la Guerra de Independencia de México, gesta que contó con la participación de innumerables mujeres, valientes y aguerridas. #Mujeres como Josefa Ortiz de Domínguez, quien dio aviso de que la conspiración había sido descubierta, lo que dio inicio al movimiento independentista; o Leona Vicario, quien fue líder de una red de mensajería que permitió a los insurgentes conocer los movimientos del ejercito realista, financiando y atendiendo a decenas de guerrilleros.
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Pero además de ellas, hubo muchas que nunca fueron nombradas, que poco o nada se les reconoce, como: María Ignacia Rodríguez de Velasco, Mariana Rodríguez del Toro, María Luisa Martínez de García Rojas, Rafaela López Aguado, Altagracia Mercado, Carmen Camacho, entre otras.
Todas ellas contribuyeron de diversas maneras al logro de la #Independencia, eran combatientes, manejaban las armas, fueron espías y activistas, difundían propaganda y hacían uso de la palabra escrita en el debate público, pero todas rechazaron el lugar subordinado al que les habían relegado.
"Porque luchar no solo es tomar las armas, también se trata de proteger a las familias, de cuidar a los enfermos, de alimentar a los desvalidos, donar víveres y ropa; construir techos y atender a los heridos, entre tantas otras cosas."
Fueron mujeres que se atrevieron a salir de su rol socialmente asignado y que por primera vez participaban de la vida pública. La #guerra, sin quererlo, les estaba abriendo una puerta que permanecía con candado hasta entonces.
Habían grupos nutridos de mujeres en diferentes sectores de la sociedad, representando y defendiendo a los suyos, que lideraban a más mujeres y hombres, todas con un mismo objetivo: alcanzar la #libertad de nuestro país.
También hubo mujeres que permanecieron en sus comunidades, porque luchar no solo es tomar las armas, también se trata de proteger a las familias, de cuidar a los enfermos, de alimentar a los desvalidos, donar víveres y ropa; construir techos y atender a los heridos, entre tantas otras cosas.
Fueron mujeres valientes que padecieron la orfandad de sus hijos, el desamparo de sus esposos muertos y, sin duda, la miseria. Ninguna estuvo libre de peligro, muchas fueron señaladas y perseguidas, otras, acusadas de traición y rebeldía; algunas más prefirieron morir antes que delatar a sus compañeros y el resto fueron encarceladas.
Por ello, en un día tan relevante para las y los mexicanos, conmemoremos y vitoreemos a las mujeres que con su sacrificio, lucha y pasión, nos dieron #patria.
“Para rescatar a estas mujeres del olvido y evitar que se pierdan para siempre, es necesario seguir repitiendo sus nombres y contando sus historias. Solo así la historia de nuestro país será más rica y diversa”.
Mujeres aguerridas han existido y seguirán existiendo, por el reconocimiento que se merecen y por la lucha de darles voz y visibilidad, en hora buena Gaby, eres un ejemplo de mujer moderna que cimenta con sus logros la igualdad de derechos en nuestro país.